Taboo (1980)

Barbara es una esposa y madre de mediana edad, algo reprimida y acomplejada, cuyo marido decide abandonarla para irse a vivir con su secretaria, irremediablemente más joven. Desde ese momento, Barbara se ve en la tesitura de buscar un trabajo para continuar con su nivel de vida de clase media, así que busca la ayuda de un viejo amigo para conseguir un puesto en su empresa, donde es acosada sistemáticamente por éste. Su carácter introvertido evita que Barbara encuentre parejas sexuales en su entorno más inmediato, así que empieza a sentirse atraída por su propio hijo adolescente, que está todo el día fornicando en casa con su novia. Barbara intentará luchar contra ese deseo moralmente reprobable, pero su propio hijo que, incluso la espía mientras se ducha, no le pondrá las cosas fáciles. Más de 4 décadas después de su estreno, este clásico para adultos se mantiene en pie, en gran parte gracias a la interpretación estelar de Kay Parker como Barbara Scott, una madre cuarentona. Parker se muestra impresionante en toda su incipiente gloria de la mediana edad. Sin embargo, es su actuación creíble la que conduce esta película, lo que no siempre es una tarea fácil, considerando algunos de los momentos más serios del guión (que requieren que mantenga un semblante circunspecto mientras a su alrededor el equipo se parte la caja), y algunas actitudes anticuadas, según exigencias del papel. La intensidad de las escenas sexuales se han visto pocas veces en la pantalla azul, ayudado en gran medida por la diferencia de edad creíble entre “madre e hijo” en su relación incestuosa. Juliet Anderson está verdaderamente hilarante como Gina, la mejor amiga de Barbara, que siempre está cachonda perdida, y no puede evitar excitarse al enterarse de la indiscreción incestuosa de su amiga.