Ronald Gladden llega para la selección del jurado, sin saber que se ha creado un caso judicial totalmente ficticio solo para él.

Ronald y otros miembros del jurado se instalan en su hotel y se adaptan a la vida en aislamiento.

El excéntrico comportamiento de los miembros del jurado supone un reto para Ronald, su recién nombrado portavoz.

Un descubrimiento sospechoso durante una visita sorpresa al lugar del incidente arroja nueva luz sobre el caso.

Las cosas van de mal en peor para el acusado.

La defensa está contra las cuerdas tras una serie de movimientos estratégicos cuestionables y Ken está en un aprieto tras enseñar a Ronald a jugar a un juego de mesa coreano.

Como portavoz, le corresponde a Ronald dirigir al jurado en las deliberaciones y llegar a un veredicto unánime.

Tras pronunciar el veredicto, Ronald se entera de que se estaba celebrando otro juicio en este tribunal y se ha llegado a otro veredicto.