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La quimera del oro (1925)

8 | jul. 13, 1925 (US) | Aventura, Comedia, Drama | 01:35
Presupuesto: 923 000 | Ingresos: 4 000 000

¡Una de las mejores comedias jamás hechas!

Aventuras de un solitario buscador de oro en Alaska, donde se topa con varios personajes rudos, y se enamora de la hermosa Georgia, a la que trata de conquistar.

Equipo destacado

Producer, Director, Writer, Music, Editor
Director of Photography
Music
Assistant Director
Production Manager
Unit Publicist
Unit Publicist
Sound Recordist
Additional Music
Assistant Director

Reparto

profile
Charlie Chaplin
The Lone Prospector
profile
Mack Swain
Big Jim McKay
profile
Tom Murray
Black Larsen
profile
Henry Bergman
Hank Curtis
profile
Malcolm Waite
Jack Cameron
profile
Georgia Hale
Georgia
profile
Jack Adams
Man in Dance Hall (uncredited)
profile
Frank Aderias
Eskimo Child (uncredited)
profile
Leona Aderias
Eskimo Child (uncredited)
profile
Lillian Adrian
Woman in Dance Hall (uncredited)

Reseñas

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Nochvemo
10 | jun. 03, 2025
**La obra de un genio** Esta obra única y deslumbrante es una joya cinematográfica que, justo 100 años después de su estreno, sigue brillando con la misma intensidad. Es una película que encapsula la genialidad de Sir Charles Spencer Chaplin, no solo como actor, sino también como director, guionista y compositor. Chaplin logra un equilibrio magistral entre la comedia física que lo caracterizaba y una profunda sensibilidad humana. La historia de Charlot, el pequeño vagabundo, que viaja a Alaska en busca de fortuna durante la Fiebre del Oro, está llena de gags hilarantes y situaciones memorables. Desde el icónico baile de los panecillos hasta la inolvidable escena de la bota hervida convertida en un festín, y cuya perfecta plasticidad llega a despertar incluso el hambre, cada momento cómico está perfectamente orquestado desde un atril de majestuosidad. Pero más allá de la comedia, la película ofrece un retrato conmovedor de la soledad, la esperanza y la perseverancia. Charlot, a pesar de las adversidades y el desprecio de algunos, nunca pierde su optimismo ni su inocencia, lo que lo convierte en un personaje entrañable con el que el espectador se identifica instantáneamente. Además, “La quimera del oro” es asombrosa también por su innovación técnica. Chaplin, meticuloso en cada detalle, utilizó efectos especiales y técnicas de edición avanzadas para su época, creando secuencias que aún hoy sorprenden por su ingenio. La narrativa, aunque aparentemente sencilla, es rica en simbolismo y explora temas universales como la ambición, la amistad y el amor no correspondido. “La quimera del oro” es una experiencia cinematográfica completa, un testamento al poder del cine mudo para transmitir a gritos emociones complejas e historias profundas. Chaplin, con su maestría, nos regaló una obra atemporal que debería ser de visionado obligatorio en las escuelas, academias, institutos, liceos y ateneos de todo el mundo como un legado artístico internacional. *** SPOILER:** La escena del movimiento de la cabaña es uno de los momentos más icónicos y memorables de “La quimera del oro”. Es un ejemplo brillante de la inventiva de Chaplin y su habilidad para combinar humor, tensión y un toque de ingenio técnico. La secuencia se desarrolla cuando Charlot y Big Jim McKay, en su afán por encontrar oro, están atrapados en una pequeña cabaña precaria en el borde de un acantilado, azotada por una tormenta de nieve. Lo que comienza como una situación de desesperación, se convierte rápidamente en un ballet cómico y angustioso. El momento en que la cabaña comienza a balancearse sobre el acantilado es puro genio visual. Chaplin utiliza maquetas y efectos de cámara para simular, de forma convincente, la oscilación de la estructura. La perspectiva desde el interior, mostrando a Charlot y Big Jim luchando por mantener el equilibrio mientras el suelo se inclina, es increíblemente efectiva. A medida que la cabaña se inclina, Charlot y Big Jim son lanzados de un lado a otro. Aquí entra en juego la comedia física (“slapstick”) característica de Chaplin. Sus movimientos, sus expresiones de pánico y sus intentos desesperados por aferrarse a cualquier cosa son hilarantes. La escena se convierte en una danza de torpeza y supervivencia. El ritmo se acelera, y la tensión y las risas se entrelazan. En cierto modo, la cabaña se convierte casi en un personaje más. Su precariedad, sus crujidos y su inevitable deslizamiento le dan una personalidad propia. La lucha de los personajes contra la cabaña es una lucha contra el destino y las fuerzas de la naturaleza. El clímax de la escena, con la cabaña finalmente cayendo y Charlot aferrándose al borde, es un momento de pura adrenalina. La forma en que finalmente se resuelve la situación, con Charlot encontrando un lugar seguro y la cabaña deslizándose sin él, es un testimonio de la creatividad y genialidad infinitas del gran Chaplin.