Juego sucio (2025)

(CASTELLANO) Juego sucio recupera ese espíritu de acción gamberra que mezcla violencia, tensión y comedia con bastante acierto. Shane Black vuelve a un terreno que conoce bien y, aunque no alcanza la chispa de sus mejores trabajos, entrega una película entretenida que cumple con lo que promete. Mark Wahlberg encarna a un antihéroe de manual, un ladrón que reparte golpes con la misma facilidad con la que suelta frases sarcásticas. Su química con LaKeith Stanfield aporta frescura y hace que la película no se tome demasiado en serio, lo que juega a su favor. El guion se apoya en los giros típicos del universo Parker, con traiciones, planes que se complican y un ritmo que rara vez decae. Es cierto que no inventa nada nuevo y que a veces parece más un producto pensado para catálogo que un título con identidad propia, pero aún así consigue ser un pasatiempo sólido. El humor negro suaviza la crudeza de la violencia y equilibra bien el tono, logrando que la experiencia sea tan ligera como satisfactoria. En definitiva, un thriller de acción divertido y con el suficiente carisma para mantenerte pegado a la pantalla. Puede que no sea memorable, pero dentro del género funciona mejor de lo esperado. (ENGLISH) Play Dirty brings back that mischievous spirit of action cinema that mixes violence, tension and comedy with solid results. Shane Black returns to familiar ground and, while it doesn’t quite reach the sharpness of his best work, it’s entertaining enough and does what it sets out to do. Mark Wahlberg plays a classic antihero, a thief who throws punches as easily as sarcastic one-liners. His chemistry with LaKeith Stanfield adds freshness, keeping things light and fun. The story sticks to Parker’s usual twists—betrayals, complicated heists, shifting loyalties—without letting the pace drop. It may not break new ground and sometimes feels more like a streaming filler than a movie with its own personality, but it works. The dark humor balances the rougher edges of the violence, making the ride smoother and more enjoyable. In the end, it’s a crime thriller that doesn’t reinvent the wheel but delivers enough energy and charm to keep you hooked.