poster

Corruption (1983)

7.2 | jun. 06, 1983 (US) | Crimen, Drama, Terror | 01:18
Presupuesto: n/d | Ingresos: n/d

Equipo destacado

Director, Producer, Writer, Editor
Director of Photography
Executive Producer
Makeup Artist

Reparto

profile
Jamie Gillis
Williams
profile
Michael Gaunt
Franklin
profile
Samantha Fox
Woman at Desk
profile
Tanya Lawson
Girl in Blue
profile
Marilyn Gee
Girl in Red
profile
Tish Ambrose
Girl in Black

Reseñas

avatar
Nochvemo
9 | feb. 20, 2025
El incondicional del género, Jamie Gillis, encabeza el reparto como Williams, un hombre involucrado en un acuerdo comercial con unos mafiosos muy turbios que no dudarán en amenazar o dañar tanto a su familia como a sus amigos, para asegurarse su total cooperación. Williams entra en un edificio, aparentemente abandonado, donde es guiado a través de una serie de habitaciones con códigos de colores, siendo testigo de algunos sucesos bastante extraños. Algunos de estos sucesos son decididamente de naturaleza sexual, pero carentes de amor o de cualquier emoción humana reconocible. Al igual que el espectador, Williams se siente atraído, fascinado por la exhibición fríamente erótica, preguntándose qué significa todo eso. El último “cuadro” en el viejo edificio es un número de necrofilia, una fusión definitiva de amor y muerte, “Eros y Thanatos”. Paralelamente, su hermano Larry, un delincuente de poca monta, parece en parte responsable del deterioro de la vida perfecta y exitosa de Williams… Una de las experiencias cinematográficas para adultos más radicales y hermosas que se ha podido filmar en la época dorada del porno, una obra maestra deprimente que trata sobre la oscuridad dentro del alma humana. El gran director Richard Mahler (“Her Name Was Lisa”, “The Pink Ladies”…) era, en realidad, Roger Watkins (tal y como se supo un tiempo después) y fue también el responsable de la perturbadora “The Last House on Dead End Street”, de 1973. De alguna forma, todo cobra sentido. Única en su género, este es el tipo de experiencia cinematográfica que no se olvida fácilmente. Cada imagen indeleble está compuesta a la perfección, y la música se emplea de manera inquietante. Este es el inframundo, donde ni siquiera el sexo ofrece refugio.