
Nochvemo
9
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jun. 06, 2025
**Prejuicios y redención**
Me atrevería a asegurar que esta es una de las grandes obras maestras de Clint Eastwood, quizás junto a “Bird” (1988), “Cazador blanco, corazón negro” (1990) y “Sin perdón” (1992). “Gran Torino” es un poderoso drama que explora con gran maestría los conceptos de la redención, los prejuicios y la convivencia en comunidad, y el inesperado lazo que puede formarse entre personas muy distintas.
Walt Kowalski es, con toda probabilidad, lo que hoy llamaríamos un “trumpista” declarado, un veterano de la Guerra de Corea, provinciano, amargado y lleno de prejuicios, que vive en un vecindario de Detroit que se está transformando rápidamente en favor de la inmigración y el modo de vida progresista y heterodoxo. Su vida solitaria de misántropo, resentida por el fallecimiento reciente de su amada esposa, da un giro inesperado cuando un joven vecino de la etnia hmong (una comunidad muy tradicional del sur de China), Thao Vang Lor, intenta robar su preciado Ford Gran Torino de 1972, al que le tiene un aprecio especial pues, en el pasado, él mismo habría ensamblado alguna de las piezas cuando trabajaba en su línea de montaje. El chaval solo intentaba pasar una especie de prueba de fuego para que la pandilla del barrio lo aceptara entre sus filas, y la situación le colma de vergüenza y arrepentimiento. Walt le hará pagar cara su fechoría, si lo que pretende ahora es que lo perdone y no le denuncie.
Walt es un hombre atrapado en sus propios convencionalismos y en un pasado que echa de menos, pero que, gracias a sus interacciones con Thao y su “extraña” familia, empieza a confrontar a su manera particular, pero también con resignación y tolerancia. Es un personaje que evoluciona de manera creíble, y la sutileza de Eastwood al transmitir esa transformación es excepcional. “Gran Torino” no tiene miedo de abordar temas difíciles como el racismo y la xenofobia, pero lo hace de una manera que te invita a la reflexión, sin imposiciones de parte o sermones políticos. En realidad, la relación entre Walt y la familia Vang Lor es el leitmotiv de la película, mostrando cómo la comprensión y el respeto por los demás pueden derribar barreras culturales y generacionales. “Gran Torino” es una preciosa elegía, un testamento al poder de la conexión humana, y una de las obras más destacadas en la ya impresionante filmografía del enorme maestro Clint Eastwood.