Auga seca comienza cuando un chico portugués, Paulo Duarte, aparece muerto en el puerto de Vigo. Aparentemente se trata de un suicidio, pero nadie en su entorno consigue entender porqué lo hizo. Ni su hermana Teresa, que viaja a Vigo desde Lisboa; ni el padrino de esta, Mauro Galdón, un importante empresario vigués propietario de la operadora logística en la que trabajaba Paulo, al que la muerte de Paulo va a afectarle más de lo que le gustaría.

Después de que aparezcan varias armas en el piso de Paulo, el inspector Viñas y su compañera Gabriela se centran aún más en la investigación de su muerte, que en realidad fue un asesinato. La presencia de la policía en el puerto se interpone en los negocios paralelos de Mauro, que se ve en la obligación de posponer una operación de tráfico de armas. Por su lado, Teresa debe volver a Lisboa, aunque sigue convencida de que su hermano no se suicidó.

Las últimas pistas encontradas por la policía les llevan a pensar que Paulo estaba traficando con armas. Lo que no imaginan es que el negocio de Paulo es sólo una pequeña parte. El verdadero traficante aquí es Mauro, que acaba de descubrir que Paulo le estaba robando. Instalada ahora en Vigo, Teresa comienza a investigar por su cuenta. Mientras tanto, los Galdón se preparan para un importante evento de la Fundación, en el que Fran presentará su proyecto para combatir la seca a través de la “auga seca”.

Tras sufrir un ataque en la sede de Luanda, Mauro no tiene más opción que mandar las armas a sus clientes en África.

Gracias a Teresa, los inspectores descubrieron que Silvia era la novia de Paulo y ya hablaron con ella. Mientras los policías se preguntan por el papel de la pequeña de los Galdón en la investigación que tienen entre manos, los hombres de Mauro aguardan a la llegada de las armas, que vienen de Portugal. Se acerca el momento de preparar el envío a África, ocultando las armas entre la maquinaria de agua seca. Por su lado, Leo y Silvia descubrieron quien es el hombre que les está pidiendo dinero, Rafa, un policía de seguridad ciudadana, y toman la decisión de pagarle.

Silvia confiesa el asesinato de Rafa y Mauro e Irene se preguntan cómo pueden ayudar a su hija. La policía encuentra el cuerpo de Rafa mientras buscan a Leo, a quien consideran culpable.

La muerte de Fran frente a la comisaría supone un shock para todos. El inspector Viñas va a liderar esta nueva investigación, que apunta hacia Abel Furtado como principal sospechoso. Mauro necesita encontrar al asesino de su hijo.

Después de enterrar a su hijo, Mauro se reúne con Lázaro. A cambio de que él se ocupe de Abel, Mauro deberá acometer la siguiente operación de tráfico de armas acordada. Ajena a todo esto, Irene se centra en honrar la memoria de su hijo.