Después de mucho trabajo, el condenado a cadena perpetua Aaron (Nicholas Pinnock) ha sido nombrado abogado defensor y puede empezar a ejercer para tratar de revocar su pena y ayudar a sus compañeros de prisión. El primer caso en el que trabaja es el de un compañero, José Rodríguez, que ha sido condenado por comprar las drogas que provocaron una sobredosis a su novia y que casi le cuesta la vida. El caso de José lleva a Aaron a enfrentarse a un fiscal a cargo de Glen Maskins, un hombre que no trae precisamente buenos recuerdos al nuevo abogado, ya que es el responsable de su injusta condena por un delito que no cometió y que, si las cosas no cambian, ha alejado a Aaron de su famila de por vida. Pronto comienza una guerra entre ambos. Maskins pide a O'Reilly que sabotee la defensa de Aaron quitando del medio a los dos únicos testigos que tiene.

Aaron navega en la política de la prisión al aceptar representar al supremacista blanco Joey Knox a cambio de poder demandar a la policía por la retención de sus archivos, a pesar de que Henry Roswell, su patrocinador estatal, le aconseja no hacerlo, defendiendo que es imposible que salga bien. Wallace habla con Knox sobre las imágenes de su pelea y le ruega que diga la verdad, prometiendo sacarlo de la soledad si lo hace. De vuelta en su celda, Wallace llama a su ex mujer María y le pide que deje que Ronnie visite la prisión para que pueda conocerlo.

Aaron Wallace sigue sufriendo a manos del sistema legal mientras la policía se niega a entregar el archivo de su caso. Sin embargo, determinado a tener acceso a este archivo, Aaron decide representar a un interno del programa de rehabilitación de drogas de Safiya cuyo hermano es policía. Los esfuerzos de Safiya se encuentran con obstáculos cuando el fiscal de distrito Maskins y el fiscal de distrito adjunto O'Reilly presentan cargos contra Aaron por falsificar pruebas durante su representación de José Rodríguez en el juicio. Para llegar a Aaron, intentan intimidar a Marie, pero ella se mantiene firme.