Mientras Brockmire se acostumbra a estar sobrio, le presentan como el nuevo locutor del Oakland Athletics junto a Gabby Taylor, su compañera locutora y antigua estrella de softball.

Brockmire intenta asumir que Jules está saliendo con su mejor amigo. Con la esperanza de mostrarle el "nuevo Jim", acepta a regañadientes recomendar al novio de Jules para un trabajo en la cadena MLB.

Mientras trata de lidiar con un tipo de "nerviosismo del locutor" que le dificulta recordar el recuento, Brockmire se enfrenta a las amenazas de su predecesor, Matt "El murciélago" Hardesty. Brockmire reza a Dios por primera vez.

La madre de Brockmire, que los abandonó a él y a su hermana cuando eran pequeños, llega a la ciudad. La mujer no solo pone a prueba la relación que tiene Brockmire con su hermana, sino que también amenaza a su hijo.

Brockmire anima a Charles a dejar una relación tóxica. Charles se queda horrorizado ante la nula capacidad de Gus como productor. Brockmire se encapricha de la enfermera de Matt Hardesty e intenta hacer las paces con este.

Gabby descubre que está embarazada y que su mujer la ha engañado, y Brockmire hace todo lo posible por ser un buen amigo y consolarla. Durante la transmisión del partido, Gabby y Brockmire hablan de cómo les ha afectado la infidelidad de sus respectivas parejas.

Brockmire lidia con la impotencia que sufre tras abandonar la bebida y el deterioro de la salud de Matt. El mentor de Brockmire le recuerda que necesita encontrar una fuerza superior si quiere que el programa de Alcohólicos Anónimos le libere de su ansiedad.

Cuando Brockmire y Gabby tienen por fin la oportunidad de retransmitir su primer partido de la temporada regular de MLB para Oakland, se enfrentan a una serie de manifestantes inesperados, seguidores del intolerante Art Newlie.

Es el año 2030 y el mundo es un caos, pero al menos Jim retransmite su deporte favorito y cuenta con el amor de su hija. Entonces se entera de que el béisbol está en una situación mucho peor de lo que pensaba y que su hija se muda a Nueva York para ir a la universidad.

Jim se esfuerza mucho por introducir cambios en la liga, pero a los propietarios no parece que les importa. Al mismo tiempo, su relación con su hija está empeorando: las visitas son cada vez menos frecuentes, ya que ella sigue distanciándose.

El béisbol está de capa caída, así que Jim recurre a la única persona que sabe que puede mejorar la situación: Jules James. Sin embargo, le va a costar convencerla de que abandone Morristown para ayudar a un deporte y a un hombre que le han dado la espalda.

Jim y Jules acuerdan mantener una relación profesional, pero cuando se asocian para engañar a los propietarios para que vendan los equipos a nuevos dueños que les permitan hacer los cambios que desean, su farsa les recuerda la relación que solían tener.

Jules intenta ganarse a Beth para que apruebe la relación que ella y Brockmire están tratando de reavivar, pero no se llevan bien hasta que Jules toma a Beth bajo su ala y se van juntas de copas. Jim está furioso por la mala influencia de Jules sobre su hija.

Durante la infancia de Beth, Jim le contó todo lo que sabía sobre su difunta madre biológica, pero ella descubre que le mintió. En el día más importante de la vida de Jim, se supone que Beth debe dar un discurso conmemorativo en su honor, pero se presenta dispuesta a destrozar a su padre.

Toca renegociar los contratos del sindicato de jugadores de béisbol y la posibilidad de una huelga amenaza el futuro de este deporte. Jim y Jules intentan negociar por última vez los términos de su futura relación.

La amenaza de la inteligencia artificial avanza en su afán por dominar el mundo e intentar hacerse con el control del béisbol. Jim y Jules deben decidir si quieren alentar esta sociedad emergente gobernada por máquinas o quedarse con la deteriorada situación actual.