Mientras esperan el autobús, la contable Chelsea y la cajera Lola son testigos de un asesinato y acaban siendo secuestradas por uno de los autores.

Las mujeres se dirigen a Queensland, pero, tras la difusión de la imagen de Lola en las noticias, informando de que la policía la busca, no pasará desapercibida.

Tras quedarse sin gasolina, Lola y Chelsea se ven obligadas a pasar la noche a la intemperie, sin saber que un sicario las sigue de cerca.

Las mujeres se dirigen a la ciudad natal de Lola, pero la búsqueda del coche robado con el dinero las situará en el punto de mira de su familia política.

Lola pone una trampa en el circuito de carreras para recuperar el coche robado. Mientras tanto, Josh identifica a Chelsea entre los asistentes al festival.

Lola y Chelsea se dan cuenta de que Ray no dejará de seguirlas hasta que consiga lo que quiere, de modo que acuerdan una entrega de la droga y el dinero.

Lola y Chelsea contratan a un contrabandista para que las lleve a Bangkok, donde deberán entregar un rescate. Ray pone en marcha un plan muy audaz.

Las mujeres se dirigen a Nueva Zelanda para averiguar qué hay dentro de la caja de seguridad que abre la llave. Ray cierra un trato con su suegro.

Lola y Chelsea localizan a Will para recuperar el arma y averiguar su nexo con Kel Morrison. En Bangkok, a David se le complican las cosas.

Lola y Chelsea se ponen unas caretas y atracan una tienda para poder comprarle a David un billete de avión que lo aleje de Bangkok.

Cuando Lola descubre que tiene 24 horas para conseguir una gran suma de dinero para pagar las deudas de su hijo, Chelsea y Will trazan un buen plan de rescate.

Lola y Chelsea deben huir de la policía y del sicario mientras se dirigen al encuentro con Will y su madre, que sabe algo que puede demostrar la culpabilidad de Morrison.