
Nochvemo
4
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Dec 19, 2022
**Sí, castillo, pero de naipes**
Las distopías fascistas en TV se han puesto de moda gracias, entre otras, a la esperpéntica serie _El Cuento de la Criada_, en la que un golpe de estado acaba con la democracia en EE.UU. y se instaura un gobierno de excepción basado en la esclavitud y la sumisión. En _El Hombre en el Castillo_ todo parece deslizarse por los mismos derroteros cuando nos enteramos de que la Segunda Guerra Mundial la ganaron en realidad los nazis y los _japos_, y que ahora ambos regímenes se han repartido el mundo conquistado en dos mitades, haciendo de ellas sendos estados de excepción, dictadura y corrupción.
Vaya, parece interesante el tema que escribió Philip K. Dick, así que ¿vamos a ver la serie, cariño?
Ni se te ocurra revisar este bodrio si ya has leído el libro porque, señores y señoras, miembros y miembras, esta consecución de capítulos no solo es aburrida y confusa, sino que apenas hace uso de un mínimo ritmo narrativo para explicar los distintos argumentos paralelos que se nos van presentando.
Dick explicaba la situación desde la perspectiva nipona, mostrando con gran fluidez la idiosincrasia de ambos bandos y sus caracteres beligerantes. Aquí la cosa se muestra de forma transversal, pero sin talento, sin dirección, sin mala leche. Con una realización caótica apoyada con un plantel de actores de poco calado que no consiguen aportar ni el más mínimo carisma a sus personajes. Parecen todos de cartón piedra. Sí, de acuerdo, Alexa Davalos es una preciosidad aria, pero su papel o le queda grande o se lo han escrito mal, porque la pobre parece un gorrión asustado durante toda la serie.
Y en general, los demás actores son tan fríos, tan planos, tan asépticos, que apenas transmiten emociones. Aunque, en realidad no todos, porque resulta que la única figura que de verdad regala algo de personalidad y profundidad es un secundario llamado Brennan Brown.