Impulsado por una convicción de la infancia para salvar a Gran Bretaña, Churchill asciende de soldado a primer ministro ante la inminente amenaza de las fuerzas alemanas.

Como primer ministro y ministro de Defensa, Churchill anima a la nación con sus discursos, en busca del apoyo de EE. UU., mientras Hitler lanza su ofensiva sobre Londres.

Los esfuerzos incansables de Churchill aseguran la entrada de EE. UU. en la guerra. Pero para derrotar a la Alemania nazi, debe aliarse con Stalin y Roosevelt.

Al finalizar la guerra, Churchill se encuentra con un panorama mundial dominado por las tensiones entre EE. UU. y la URSS, la descolonización y la emergente era nuclear.