La policía derriba la puerta de la casa de los Miller para arrestar al adolescente Jamie y llevarlo a comisaría para interrogarlo, pero él insiste en que no ha hecho nada malo.

La policía busca respuestas (y el arma) en el colegio de Jamie. No consiguen ninguna pista de sus amigos, hasta que el hijo del inspector Bascombe se ofrece a ayudar.

Jamie va a terapia con una psicóloga. Al principio se muestra reacio a hablar, pero al final se sincera sobre sus complejos sentimientos hacia Katie.

A pesar de los hechos tan desagradables que mantienen en vilo a los Miller, celebran el cumpleaños de Eddie como si no pasara nada.