Lucía consigue entrar como secretaria en La Compañía minera británica tras unas pruebas muy exigentes. Miss Parker, jefa de personal, y Peter, el gerente, quedan fascinados por sus excepcionales cualidades. Pero Lucía, aunque feliz, ha mentido tanto en la entrevista como a su novio, el Gobernador, Francisco Martín, con el que quiere casarse. Intrigada por Peter, pronto sospechará que en La Compañía pasan cosas que exceden lo administrativo. Por su parte, los británicos sufren la escasez de gasoil para trasladar el mineral desde Riotinto. Edward, espía encubierto, quiere que Peter vuelva al MI6, pero un trauma del pasado se lo impide. Además, Peter se ha vuelto adicto a los calmantes con opio. El implacable avance de los nazis en Europa y el ascenso de Churchill al poder, impulsan a Peter a entrar en una peligrosa misión, descubriendo que los nazis están detrás de la falta de combustible. Lucía, que se verá directamente implicada en la guerra entre los dos bandos.

Tras el tiroteo en el puerto, Edward y Juan quedan heridos y éste le pide a su hermana Lucía que busque a Peter para darle una información importante. Por su parte, Francisco, Gobernador Civil en Huelva, tiene serios problemas tras el incidente e interroga a su prometida Lucía sobre la implicación de los británicos. Mientras los británicos creen que Edward ha muerto, Miss Parker presiona a Peter para que lidere el equipo de espías y le enseña la sala de guerra, centro del espionaje británico y Londres envía a un nuevo agente: Víctor, el mejor amigo de Peter. Pero éste le trae dolorosos recuerdos de una misión en Polonia donde perdió a Sylvia, su prometida.

Llega a Huelva un espía italiano que trae información clasificada que ambos bandos quieren. Los nazis se adelantan y lo ocultan en el Consulado alemán. Peter consigue contactar con el italiano y le ofrece salir del país, sin tener muy claras sus lealtades. Lucía, tras ver la sala de guerra, descubre que en La Compañía hay un equipo de espías. Los británicos van a celebrar la fiesta del Rey y Francisco invita a Lucía, que teme ser despedida cuando Peter descubra que es novia del gobernador. Esta invitación hace que salgan a la luz antiguos secretos que implican a Rocío, la madre de Francisco, y a Cinta, la madre de Lucía: debe impedir que Lucía vaya a la fiesta con su hijo. Por su parte, Schneider aparece en la fiesta con Hanna, su hija, que se fija en el gobernador. Los ingleses usarán la fiesta para sacar al italiano del país y Lucía se ve envuelta sin querer en la misión.

Los servicios de espionaje británico en Huelva, con Peter a la cabeza, van a tener que ser más eficaces ya que no queda mucho tiempo. Los alemanes han llegado a París y la esvástica ya ondea en la Torre Eiffel. Londres manda unos modernos micrófonos que ayudarán al equipo a escuchar las conversaciones de los nazis en el Club. Así podrán adelantarse a sus pasos. Sobre todo ahora, que Italia ha entrado en la guerra apoyando a Alemania. Lucía acepta la petición de boda de Francisco, volviendo a remover los fantasmas de su madre, y Cinta, desesperada, acudirá a un cura para buscar paz y por fin confesará los secretos que oculta.

Los nazis han volado el muelle y sólo Lucía ha visto al saboteador. Pero ella está hundida por la muerte de Agatha y rabiosa con Peter por haberlas puesto en peligro. Los micros del club revelan que el saboteador irá a Sevilla, así que Peter pide a Lucía que le acompañe. Se harán pasar por matrimonio y buscarán al tipo, al que Lucía debe reconocer. Schneider extorsiona a Amparo por meter a espías británicos en la fiesta alemana y ella pagará un precio muy alto por salvar su vida. Peter y Lucía se revelarán como el “matrimonio de espías” perfecto.

Tras la misión en Sevilla Peter está desconcertado con Lucía: por un lado, se está enamorando de ella y, por otro, no se fía del todo. ¿Quién es ella en realidad? No dudará en utilizar todos los medios a su alcance para probar su lealtad. El embajador británico visita Huelva. Ante el temor de que España apoye a los nazis, la misión del embajador es, sobornar a altos cargos españoles para que consigan que Franco no entre en la guerra.

La muerte de Juan sume a los Valbuena en la desolación. Los ideales de Lucía, que se siente culpable, se tambalean, y no quiere seguir con su misión como espía doble. Pero dejar el espionaje no es fácil y ambos bandos la presionan. La guerra en Europa avanza cruenta y genera un éxodo clandestino ilegal de evadidos. La Guardia Civil, a las órdenes de Francisco, tiene que encontrar a los que huyen y detenerlos. Peter y su equipo, intentarán sacar a una familia judía del país, sorteando los controles, y enviarlos a Argentina. Ese también era el destino soñado por Juan y Amparo, por lo que Lucía les obligará a que se ocupen también de ponerla a salvo a ella. Se lo deben a Juan. Pero todo se tuerce y Lucía tendrá que ayudar a Amparo y sortear la estricta presión de los nazis, que cada vez le piden más. Esto la colocará en una posición muy peligrosa con Schneider. Por otro lado, la presión soportada por Cinta en todo este tiempo estalla y, por fin, todos sabrán su secreto.

El equipo de espías encuentra información crucial en un avión inglés siniestrado y se afana en la que será su última misión antes de abandonar España; parece que Franco entrará en guerra a favor del eje y los ingleses se marchan. Lucía y Peter pasan sus últimas horas juntos. Schneider pone contra las cuerdas a Lucía para encontrar a Hanna. Lucía conseguirá ganar tiempo, pero, lejos de beneficiar al equipo, los pondrá en una situación límite en la que la vida de todos correrá peligro. En la sala de guerra, destruyen el material confidencial, por si las minas y La Compañía son expropiadas por los nazis. Este es el precio que Schneider le ha exigido a Francisco, como Gobernador, para conseguirle a cambio, un puesto de prestigio en Madrid. Por otra parte, Lucía no sabe cómo gestionar el terrible secreto familiar que acaba de descubrir.