Otoño de 1988. Christine Labot se despierta desorientada en la ribera del río Sambre con signos evidentes de haber sufrido una agresión sexual. Tras denunciarlo a la policía, las autoridades no parecen darle importancia.

Otoño de 1996. Mientras crece el número de violaciones en la región, Irène Dereux, la jueza que lidera la investigación en el tribunal superior, presiona sin éxito a la policía local para que sean más exhaustivos con el caso.

2003. Después de que varias mujeres fuesen violadas en su pueblo, Arlette Caruso, la alcaldesa comunista de una pequeña ciudad industrial en el Sambre, decide romper el silencio en torno a estos casos. Para ello, empuja a una víctima, una de sus empleadas municipales, a testificar sobre lo que le sucedió.

2007. Tras una serie de violaciones cometidas al otro lado de la frontera, un juez de instrucción belga decide llamar a un científico experto en geomática para que identifique la zona donde vive el violador. Pero Cécile Dumont, la científica, no tiene experiencia en investigaciones criminales.

2012. Etienne Winckler, un comandante de la policía especializado en casos sin resolver, se apodera del viejo expediente del violador del Sambre que ya no interesa a nadie. Mientras explora los archivos de la policía local, encuentra a antiguas víctimas, incluida Christine, que pudo haber sido la primera asaltada.

2018. Un tal Enzo Salina es finalmente detenido gracias a una grabación de imágenes de una cámara de circuito cerrado de televisión, cuando trataba de violar a una joven. Enzo Salina es un hombre tranquilo, padre de familia, entrenador del club de fútbol y apreciado por todos. Y este hombre tranquilo y querido fue quién agredió sexualmente y violó a decenas y decenas de mujeres. Lo hacía por las mañanas, de camino al trabajo, en la carretera que bordeaba el río Sambre.