Marco Merani, un mago de las máquinas marinas, tiene una esposa y una hija a las que ama y un trabajo que adora. Cuando uno de sus mejores clientes es asesinado, descubre que los botes de goma que ella preparó para él se usaron para transportar drogas. Unos días después, dos hombres se presentaron en su obra pidiéndole que continuara con el trabajo.

Marco, gracias a la confianza que Aurelio le demuestra, acepta la invitación de su amigo policía y se convierte en el primer infiltrado civil de la historia. Las miles de mentiras y los muchos movimientos que se ve obligado a hacer, crean una tensión creciente con su esposa, su padre y su familia. Además, la actitud de Aurelio, que lo trata casi como a un hermano, hace sospechar al inspector Vexina

Marco, obligado por Aurelio a marcharse a Sudamérica, se encuentra con la familia del jefe y sus amigos contrabandistas. A Marco le gustaría terminar esa historia, pero Mario lo convence de tomar un último trabajo: preparar un barco para una entrega especial. Aurelio, en el último momento, le pide a Marco que conduzca el bote. Marco duda, pero la policía italiana le garantiza protección.

Marco es condenado a ocho meses de prisión. Mientras comparte su celda con Pablo, intenta ponerse en contacto con la policía italiana, sin éxito. Cuando se da cuenta de que si se descubre que es un infiltrado, él y su familia estarían acabados, acepta la sentencia en silencio.

Es Navidad y Aurelio va a visitar a Marco con un reloj caro como regalo. El mecánico lo ahuyenta de mala manera, pero Aurelio le advierte: no podrá deshacerse de él. La policía italiana lo presiona para que continúe la misión, pero Marco, que ahora solo puede contar con su hija, se niega.

Capturado, Marco logra cortejar a Aurelio, quien le concede su perdón y lo lleva a conocer a su esposa e hijo que viven escondidos en una pequeña isla frente a la costa de España. Aurelio le pide que lo acompañe en una nueva carga. La última, que les permitirá a ambos retirarse. Marco acepta. Mientras el amor explota con Alessia, el mecánico prepara un barco capaz de enfrentarse al océano.

Madeira. El mal tiempo retrasa la operación y aumenta la ansiedad y la tensión de Marco, que estalla cuando descubre que su padre está al borde de la muerte y no puede regresar. Llega el día de la salida. Marco recibe las coordenadas para llegar a Aurelio en medio del océano. La operación conjunta entre Italia y España comienza de inmediato. El barco con cuatro toneladas de droga es requisado, pero Aurelio logra escapar.

Tras la enésima mudanza a una nueva ubicación, estalla la crisis entre Alessia y Marco. Marco, para liberar a la mujer y a su familia de esa esclavitud, la ahuyenta fingiendo que ya no la ama. Solo y, ahora al borde de la locura, es salvado por Alessia que regresa por él. Juntos, deciden renunciar a la protección.