I Tvillingernes tegn (1975)

Anthon Master (el payasete Ole Søltoft) interpreta el papel principal de un ejecutivo discográfico que quiere contratar a una cantante de moda en exclusiva para su sello, la estrella Dolores Rossi (una Cia Löwgren preciosa y en su mejor momento que, a pesar de participar en este proyecto “pornográfico”, se limita a enseñar algo de piel de cintura para arriba), así que intenta seducirla antes, para llevarse el gato al agua. El problema es que, cuando el sello de la competencia se entera de que Anthon tiene un hermano gemelo idéntico llamado Benny, secuestran a Anthon y lo reemplazan por él para sustituirlo en las negociaciones (previas instrucciones y subterfugios), y así se aseguran de boicotear la relación del verdadero Anthon con Dolores, evitando que ella firme el contrato discográfico en favor del otro sello candidato, al frente del cual está el histriónico Ulrik Ulvenstein, cerebro del maquiavélico y estúpido plan. Dinamarca abolió toda censura cinematográfica antes que sus vecinos suecos, y abrió las compuertas para que la piel y el pecado se extendieran por las pantallas de los cines locales. Mientras el popular actor de comedias Ole Søltoft (una especie de Andrés Pajares danés) se abría paso a través de una variedad de papeles en películas “verdes”, el productor Anders Sandberg lo acaparó para protagonizar lo que se llamaría las “Series Zodiac” (solo se rodaron seis, y esta de Géminis es la tercera), donde cada película se construía en torno a un signo zodiacal distinto, a cuál más erótica y/o pornográfica, teniendo en cuenta que, apelando a las costumbres y cultura escandinavas, lo que allí se consideraba una “película familiar”, en EE.UU., por ejemplo, era pornografía o “solo para adultos”. Lo realmente llamativo en esta tercera entrega de la colección astral, es la inclusión de un número coreográfico musical espectacular y suntuoso, una rutina de baile cuyas bailarinas lo enseñan casi todo, y que parece sacado de un musical en technicolor de Hollywood, con un vestuario opulento y muy bien representado. Un auténtico espectáculo muy poco habitual en el cine para adultos.