Parties fines (1977)

La película sigue las andanzas “inmorales” de la baronesa Solange (Brigitte Lahaie, la segunda diosa del porno chic, tras la americana Annette Haven) la cual, en ausencia de su marido, se lanza a sus caprichos incomodando a su doncella Alice (una Maude Carolle muy sexi), hasta que se encuentra en una situación comprometedora con dos intrusos que resultan ser conocidos de Alice. La baronesa no consigue escapar al correctivo sexual que ambos advenedizos han decidido aplicarle, al frente del cual se halla el gran Alban Ceray que, incluso, procede a sodomizar a la baronesa en el contexto de una fiesta sexual improvisada, que acaba destapando el discreto encanto de la burguesía. "Parties Fines" no pierde el tiempo y se lanza directamente a la acción, con escenas de sexo que son creativas e intensas. La película se gana el título de “comedia sexual” con un tono lúdico y travieso que no escatima en crítica social clasista. Brigitte Lahaie brilla especialmente aportando ese toque de clase y sensualidad tan suyos, aunque algunos podrán percibir algo de brutalidad sexual en algunas escenas. Es el sello inconfundible de Gérard Kikoïne, uno de los grandes maestros del cine carnal europeo.