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Horizontes de grandeza (1958)

7.6 | sep. 30, 1958 (US) | Drama, Western, Romance | 02:45
Presupuesto: n/d | Ingresos: 3 500 000

James McKay, un capitán naval retirado, llega, desde el Este, a las vastas llanuras de Texas para casarse con Pat Terrill, la hija de un rico ganadero. El choque entre McKay, hombre pacífico y educado, y los violentos y toscos rancheros es inevitable. No sólo tendrá que enfrentarse con el capataz Steve Leech, sino que, incluso su novia se sentirá decepcionada por su comportamiento. Mientras tanto, el padre de Pat y el clan de los Hannassey luchan encarnizadamente por el control del agua para abrevar el ganado.

Equipo destacado

Director, Producer
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Assistant Editor
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Reparto

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Gregory Peck
James McKay
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Jean Simmons
Julie Maragon
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Carroll Baker
Patricia Terrill
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Charlton Heston
Steve Leech
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Burl Ives
Rufus Hannassey
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Charles Bickford
Major Henry Terrill
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Alfonso Bedoya
Ramón Guiteras
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Chuck Connors
Buck Hannassey
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Chuck Hayward
Rafe Hannassey
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Buff Brady
Dude Hannassey

Reseñas

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Nochvemo
9 | jun. 13, 2025
**La grandeza de Wyler en el horizonte** Una de las grandes obras maestras del cine es este estudio profundo sobre la masculinidad tóxica, la honradez, el honor y la búsqueda de la armonía en un mundo dominado por la violencia y la vanidad. “Horizontes de grandeza” es una reflexión sobre la madurez y la sabiduría que surgen de la elección de la paz sobre la agresión. Una historia de amor no solo entre personajes, sino por la tierra y por los ideales. Wyler era un escritor y creador esencialmente visual, dominaba como nadie el ritmo narrativo y el montaje, y aportaba un estilismo único a sus planos secuencia, en los que podían ocurrir varias cosas relevantes a la vez con una gran profundidad de campo, algo que influiría posteriormente en Orson Welles. William Wyler fue uno de los grandes directores del cine comercial y, junto a Billy Wilder, fue el genio del Séptimo Arte que más Oscar atesoró en su prolífica carrera. James McKay (un enorme Gregory Peck) es un adinerado capitán mercante de Nueva Inglaterra que abandona su empresa familiar para viajar al vasto y desolado Oeste y casarse con su prometida Pat Terrill (Carroll Baker), la hija de un poderoso y beligerante ranchero, el Mayor Henry Terrill (Charles Bickford). La llegada de James, vestido como un señorito de ciudad, con buenos modales y una educación refinada, desencadena una serie de recelos entre los empleados del rancho, pero también entre su propia prometida, que no acaba de considerar a James lo suficientemente varonil para afrontar los distintos desafíos que se le plantean. Pero el auténtico conflicto de los Terrill es con el clan de los Hennessy, otra familia de ganaderos, liderada por el rudo Rufus Hennessy (Burl Ives en un papel que le valió un Oscar), en una disputa histórica por el control de unas tierras y el acceso al agua para el ganado. McKay es un hombre que rechaza la violencia y la confrontación directa, buscando soluciones pacíficas y negociadas. Su calma y su resistencia a ser arrastrado al código de honor del Oeste son el motor dramático de la película. Su negativa a conformarse con las normas establecidas irrita a quienes lo rodean, pero al mismo tiempo lo eleva como un verdadero héroe moderno, cuya fortaleza reside en su convicción y no en su puño. McKay encarna la dignidad y la templanza, mientras que el capataz Steve (Charlton Heston), enamorado de Pat en secreto, muestra un comportamiento inseguro y violento, el perfecto contraste para McKay. Jean Simmons (en una actuación deliciosa y deslumbrante) aporta un matiz conmovedor como Julie Maragon, una maestra amiga de Pat, y cuya propiedad es clave en el conflicto de los clanes familiares. El trabajo de Wyler es monumental, consiguiendo manejar las escenas íntimas con la misma maestría que las grandes secuencias épicas. La captura de la inmensidad y la belleza agreste de los paisajes es una declaración por sí misma, una postal única acompañada de la magistral banda sonora de Jerome Moross, una composición épica y grandiosa que evoca instantáneamente la inmensidad del paisaje y la nobleza de la lucha, una melodía que ha trascendido la película misma, convirtiéndose en sinónimo del espíritu del western americano.