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No hables con extraños (2024)

7.2 | sep. 11, 2024 (US) | Terror, Suspense | 01:50
Presupuesto: 15 000 000 | Ingresos: 76 756 109

Cuando una familia estadounidense va invitada a pasar un fin de semana en la idílica finca campestre de una encantadora familia británica que conocieron en unas vacaciones, lo que comienza como una escapada de ensueño pronto se convierte en una retorcida pesadilla psicológica.

Equipo destacado

Writer, Director
Producer
Casting
Original Film Writer, Executive Producer
Executive Producer
Title Designer
Production Design
Original Music Composer
Editor
Stunt Double

Reseñas

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Marco-Hugo Landeta Vacas
7 | jul. 04, 2025
(CASTELLANO) James McAvoy se adueña de la pantalla en este perturbador remake del thriller danés, encarnando a un hombre tan magnético como inquietante. Su actuación recuerda a su papel en Múltiple, alejándose todavía más de su etapa como mutante en X-Men, y demuestra que en el terreno del suspense psicológico es donde más brilla. Desde el primer acto, la película consigue crear una tensión espesa que no te suelta, gracias también a una dirección que sabe dosificar bien la amenaza. El ritmo se mantiene alto y el guion apuesta por una narrativa menos nihilista que la original, pero más accesible para un público amplio. Aun así, no escapa a ciertos tics del cine de Blumhouse: una violencia controlada, una estética pulida y algunos giros que buscan más la sorpresa que la coherencia. En todo caso, la sensación de incomodidad está bien conseguida, y eso es clave para este tipo de historia. Donde más falla es en su tercer acto. El clímax, que debería haber sido un estallido catártico, se queda a medio gas, envuelto en una lógica más de "thriller de acción" que de verdadero terror existencial. También se nota un miedo a incomodar demasiado, como si el guion hubiera sido suavizado para gustar más allá del circuito festivalero. Eso le quita fuerza, aunque no anule su efectividad. Aun así, No hables con extraños logra lo que muchas no consiguen: mantenerte enganchado hasta el final, haciéndote sentir el miedo en la piel más que en los sobresaltos. No es mejor que la original, pero sí distinta, con más músculo visual y un ritmo narrativo más hollywoodiense que europeo. Se agradece su ambición, aunque su discurso social no llegue a calar del todo. En definitiva, es una película entretenida, incómoda en el buen sentido y con uno de los papeles más impactantes del año. McAvoy convierte cada escena en un pequeño campo de minas, y eso ya es razón suficiente para no apartar la mirada… aunque quizá prefieras taparte los oídos. (ENGLISH) James McAvoy owns the screen in this unsettling remake of the Danish thriller, portraying a man as magnetic as he is disturbing. His performance evokes his role in Split, distancing himself even further from his X-Men days, and confirms that psychological suspense is where he truly shines. From the first act, the film builds a thick tension that never lets go, helped by direction that smartly controls the threat. The pace stays high and the script goes for a less nihilistic tone than the original, but more digestible for a wide audience. Still, it doesn’t escape some Blumhouse tendencies: controlled violence, polished aesthetics, and twists aimed more at surprise than coherence. That said, the discomfort is real, and that’s essential in this genre. Where it stumbles is in the final act. The climax, which should have been explosive, falls short, shifting toward “action thriller” rather than existential horror. It also seems afraid to push too far — as if the script was softened to reach more viewers. That choice weakens its impact, though it remains effective. Even so, Speak No Evil does what many thrillers can’t: it keeps you hooked until the end, making you feel fear under your skin more than through jump scares. It’s not better than the original, just different — with stronger visuals and a narrative rhythm that feels more Hollywood than European. The ambition is welcome, even if the social critique doesn’t fully land. Ultimately, it’s a gripping and intentionally uncomfortable film, featuring one of the most intense performances of the year. McAvoy turns every scene into a minefield — reason enough to keep watching… even if you’d rather cover your ears.